En el marco de este último aspecto, y con el advenimiento de 1992, el año olímpico, pequeñas intervenciones en algunos parques de la ciudad comenzaron a realizarse. Éstas consistían en la construcción de mesas de ping pong elaboradas con hormigón prefabricado: las denominadas mesas ‘Bordarini’.

Las mesas ‘Bordarini’ podrían considerarse como un elemento que sintetiza las cualidades estructurales, formales y estético-simbólicas que cualquier objeto de diseño industrial requiere, o simplemente como una genialidad surgida de la necesidad.

Bordarini, fue quien propuso que el hormigón sobrante sirviera para prefabricar mesas de ping pong, que ubicadas a la intemperie y sin riesgo de deterioro, harían olvidar el hastío de los constructores chinos.
Durante el llenado de la presa se inundaron unas treinta mesas ‘Bordarini’. Hoy en día, Barcelona cuenta con unas trescientas mesas ‘Bordarini’ para el desarrollo del tennis de taula en sus hermosos parques y plazas.