viernes, 12 de octubre de 2007

Un patero de la costa, allá en la Isla Paulino.

Aprovechando su estadía en la ciudad de La Plata durante aquel frío invierno de 1959, un grupo de militantes del proscripto peronismo contactó a Bordarini con el objetivo de compartir un asado y discutir acerca de los procesos políticos que se estaban dando tanto en China como la Argentina (era conocida la estrecha relación que mantenían Arturo y Juan Domingo Perón). El convite, un auténtico encuentro de la Resistencia Peronista, se realizó en una pequeña casa en la fantasmagórica Isla Paulino, cercana a La Plata, en la zona de Berisso.

No solo se habló de política (huelga en el frigorífico Lisandro de la Torre, el Gran Salto Adelante de Mao, educación pública, etc.). También se desarrollaron temas de conversación tan diversos como los cortes de cabello de los chinos, la erosión a pie de pila y la reparación de bicicletas. Esa tarde Bordarini conoció John William Cooke (por entonces representante de Perón en la Argentina), con quien mantendría contacto epistolar por años. Unas veinticinco personas agasajaron al invitado venido de China, brindaron con vino de la costa y degustaron las carnes asadas por un tal Cacho

Unos meses más tarde, el 24 de diciembre de 1959 por la madrugada, un grupo de personas armadas irrumpió en la Jefatura de Policía de la ciudad de Frías en Santiago del Estero declarando el Estado de Emergencia en todo el país. Así se efectuó la primera acción guerrillera en la Argentina. Sus protagonistas se bautizaron a sí mismos Los Uturuncos eran santiagueños, peronistas y creían que con su acción iniciaban un levantamiento general. Uturunco, en quechua, significa "puma". Antes de retirarse del lugar, llevándose armas y municiones, dejaron una pintada en una de las paredes, también en quechua, que decía: “Nada es imposible”.